El contrato de leasing o arrendamiento financiero es
un contrato mediante el cual, el prestador traspasa el derecho a usar un bien a
un comprador, a cambio del pago de rentas durante un plazo determinado, al
término del cual el comprador tiene la opción de comprar el bien pagando un
precio determinado, devolverlo o renovar el contrato.
En
efecto, vencido el término del contrato, el comprador tiene la facultad de
adquirir el bien a un precio determinado, que se denomina
«residual», pues su cálculo viene dado por la diferencia entre el precio
originario pagado por el arrendador (más los intereses y gastos) y las
cantidades abonadas por el arrendatario al arrendador. Si el arrendatario no
ejerce la opción de adquirir el bien, deberá devolverlo al arrendador, salvo
que el contrato se prorrogue.
Hay dos tipos de costos de leasing, uno es el coste de depreciación que es el más caro de estos dos factores
y el coste del préstamo del dinero (es el coste financiero que varia según el
tipo de interés aplicable por la entidad arrendadora).
Costo
El coste del leasing será un interés más el cálculo de la amortización del equipo; dicho coste
resulta muy adecuado para empresas con poco capital, además de las ventajas
fiscales que tiene.
Para el cálculo del pago mensual total
(incluyendo el coste de depreciación más el coste del préstamo del dinero) se
utiliza la siguiente fórmula:1
Donde:
R - Pago mensual
F - Valor final del bien o valor residual
(opción de compra)
i - Tasa de interés (expresada en términos
mensuales)
N - Número de periodos o mensualidades
Utilización
Una persona o empresa necesita un determinado bien,
pero no está en condiciones de destinar recursos para su adquisición. Entonces,
se comprende con alguna compañía de leasing u otra institución financiera que lo
ofrezca, para que ésta, de acuerdo con las especificaciones y requerimientos
técnicos dados por el interesado, con requerido. Luego se lo entrega a la
persona para que lo utilice durante un plazo definido, a cambio del pago de una
cierta cantidad de dinero, expresada en cuotas periódicas que deben ser siempre
iguales o ascendentes. La operación se formaliza a través de un contrato de
arrendamiento financiero con opción de compra. Una vez que se cumple el periodo
acordado, el cliente o arrendatario puede adquirir el bien, siempre que pague
una cuota adicional que suele ser igual a las vencidas anteriormente y con la
que se perfecciona la compraventa del bien. Se debe tener presente que el
acuerdo entre ambas partes es irrevocable: el bien no puede ser devuelto a la
compañía de leasing antes del plazo convenido. La duración contractual para
poder acogerse a los beneficios fiscales debe tener un periodo de duración de
al menos dos años, en caso de bienes muebles, y de al menos 10 años en caso de
bienes inmuebles. Con este sistema es posible obtener casi cualquier equipo o
maquinaria. Incluso si se comercializa en el extranjero.
Es una figura utilizada fundamentalmente por empresas.
El contrato del leasing suele durar tanto como la vida económica del elemento
patrimonial en cuestión, que al final del periodo de alquiler puede ser
comprado.
Por lo general el leasing es usado para cosas que se deprecian
o se tornan obsoletos en un plazo no muy largo, como los vehículos o los
ordenadores.
El importe de las cuotas de arrendamiento financiero
incorpora la amortización del bien, los intereses del capital productivo (coste
financiero), los gastos administrativos y a veces una prima
de riesgo por si falla
la empresa arrendataria. A esta cuota se le añaden los impuestos indirectos
vigentes para este tipo de operaciones (por ejemplo, el IVA).
Existe una modalidad parecida que también es muy usada
por las empresas el denominado renting. El renting es un arrendamiento simple que generalmente no ofrece
dentro del contrato opción de compra al cliente, y por tanto no se contempla en
el balance de las empresas arrendatarias